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“En el Erzbergrodeo sientes peligro todo el tiempo”: Juan Felipe Bustamante

El piloto ecuatoriano participó, el fin de semana pasado, en la competencia más difícil del mundo en la modalidad de enduro extremo. Entre 500 pilotos que clasificaron al “main event” registró su nombre en el casillero 91 en una competencia donde solo ocho terminaron dentro del tiempo reglamentario. Este es su testimonio…

El Red Bull Erzbergrodeo es la competencia más extrema y exigente del mundo cuando se habla de “hard enduro”. Se celebra en la mina de Erzberg, en Austria; forma parte del Campeonato del Mundo FIM de esta modalidad; y, cada año atrae a cerca de 1.800 competidores hasta la histórica ciudad minera de Eisener. De ellos, de acuerdo a sus tiempos en el Prólogo, solo 500 acceden a la competencia final para enfrentarse a la temida “montaña de hierro”.

Y entre ellos, el domingo domingo 19 de junio, hubo uno que hizo flamear la bandera ecuatoriana con orgullo alcanzando un resultado importante. El capitalino Juan Felipe Bustamante (Sherco) se metió en las entrañas de este “monstruo” y, aunque sucumbió ante el considerado por todos como el Erzbergrodeo más duro de la historia, dejó escrito su nombre, junto con los colores de la bandera ecuatoriana, en el puesto 91 de la lista de competidores.

Tan complicado fue el recorrido por el interior y los alrededores de la mina que solamente ocho de los mejores pilotos del mundo pudieron completar los 35 kilómetros, sobre un traicionero terreno lleno de jardines de rocas y subidas forestales, dentro de las cuatro horas que da el reglamento de la carrera. El resto se quedó, en algún lugar del camino diseñado por Karl Katoch, el organizador de la prueba, soñando con la posibilidad de volver en los próximos años y terminar un poco más adelante.

El primer desafío fue el Rocket Ride, una carrera de sprint desarrollada el viernes 17 de junio por los alrededores de la cantera; y, al día siguiente, el sábado 18, se celebró un desalentador prólogo… dos pruebas contrarreloj que redujeron el número de participantes a los 500 más rápidos, clasificados al reconocido Red Bull Hare Scramble.

Dicen que solo los más valientes llegan a la meta. Pero no. Esos son los más hábiles y, en algunos casos, afortunados. Los más atrevidos, intrépidos y decididos fueron los cinco centenares que arrancaron sus motos desde lo más profundo de la mina de Erzberg a sabiendas que se enfrentaban a un verdadero infierno en medio de un calor sofocante y con un recorrido de carrera nuevo y más ajustado.

El alemán Manuel Lettenbichler ganó la carrera, tercera ronda del Campeonato Mundial FIM del Hard Enduro. Con una actuación casi perfecta, el piloto del Factory Racing consiguió una victoria muy reñida terminando la prueba en un tiempo de 2 horas, 58 minutos y 51 segundos por delante del español Mario Román del Sherco Racing Factory que, pese a una espectacular carrera en los últimos tramos de la competencia, solo pudo marcar 3 horas, 2 minutos y 17 segundos. Tras ellos se ubicó el canadiense Trystan Hart, también del Red Bull KTM, en la tercera casilla del podio final con un registro de 3 horas, 11 minutos y 53 segundos.

Billy Bolt (Husqvarna Factory) con 03:18:25, Alfredo Gomez (GasGas AG Racing Team) con 03:20:30, Michael Walkner (GasGas) con 03:40:32, Wade Young (Sherco Factory) con 03:55:13; y, Matthew Green (KTM Rigo Racing) con 03:55:54 fueron los restantes pilotos que pudieron completar esta vigésimo sexta edición del Red Bull Erzbergrodeo.

La historia del ecuatoriano Juan Felipe Bustamente en esta competencia arrancó a la media noche del lunes 13 de junio con su arribo a Eisenerz, Austria. Y pocas horas después, a las 07:00 del martes 14, ya estaba trabajando en la Sherco 300 SE que utilizaría esos días. Fue un seteo al apuro, realizado en una calle de la ciudad, donde realizó cambio de suspensiones, llantas, mousses, catalina, protectores, entre otras cosas.

Luego, en la primera prueba de la moto, pudo montarla para darse cuenta que “el terreno es muy hijueputa y la verticalidad impensable. Subidas y bajadas con un grado de inclinación de no creer. Con un manejo totalmente diferente, muy rápido”. Bustamente cuenta que “las subidas, en menos de tercera o cuarta a tope, no subes nada; y, como son tan largas, hay que seguir y seguir, encontrando power con embrague, haciendo como bunny hops, para que no pierda inercia. Suena poco pero es muy muy difícil”. Allí comprobó también que su setting de la suspensión, especialmente el trasero, no servía para el Erzbergrodeo.


El miércoles 15 fue un día más “administrativo”. Inscripciones y reconocer algunas secciones difíciles a pie, con un acceso muy limitado a la pista porque la mina está operando. “El esfuerzo que hay que hacer cuando vas por primera vez es inmenso, porque la mina es del tamaño del Ilaló, entonces moverse es super difícil. Cada cosa está lejos y nadie te dice nada”, señala.


Al día siguiente, el jueves 16, fue para ultimar detalles de la moto para la carrera del domingo y setearla para el prólogo del viernes y sábado. El capitalino señala que “hay que notar que el prólogo es a tope, setting tipo motocross o enduro rápido; y, el domingo es hard enduro. No hay donde probar la moto para nada y eso complica todo. También hay que caminar el recorrido del prólogo que es de 15 kilómetros”.


El Red Bull Erzbergrodeo tiene alrededor de 2.000 pilotos inscritos de los cuales se clasifican 500 al “main event''. La meta inicial de Bustamente fue alta: “aspirábamos a primera grilla o segunda. Lo que se puede ver por videos no es una buena representación de la cantidad de pilotos, de gente y la dificultad de la pista como del terreno”.

El viernes, durante el prólogo, el piloto ecuatoriano tuvo un “setting” muy duro en las barras y eso no le permitió imprimir la velocidad que podía tener y que “muy probablemente me ponía entre la primera y la segunda parrilla”. Si bien no cometió errores, se ubicó en tercera parrilla a solo tres segundos de la segunda y a 15 de la primera.


“Para el sábado corregí el seteo de la suspensiones y la verdad que la moto trabajó mucho mejor. Pero lamentablemente la pista estaba muy rota después de 2.000 motos y, si bien mejoré mi resultado general, me di cuenta que era imposible bajar el tiempo”, reconoce y señala que “arriesgar mucho era peligroso por la posibilidad de una caída antes del main. Así que clasifique en la posición 125 a la tercera grilla”.

Hay que anotar que el prólogo es muy rápido y sobre camino de mina con ripio y piedra, tienes chicanes, curvas rápidas, lisas, rectas a tope y velocidad máxima de 180 km/h. “Es muy habitual ir a tope y encontrarte con piedras grandes en tu huella, una locura. Tienes unos sustos nivel Dios”, bromea.


En su diálogo con Motociclismo.ec, Juan Felipe Bustamente reconoce que “es difícil no sentir frustración cuando uno no alcanza una meta, pero por otro lado estaba contento por estar ahí dando guerra contra los mejores pilotos del mundo en la prueba reina del hard enduro mundial. El evento te amansa quieras o no y yo tuve que hacer un esfuerzo por aceptar lo que me tocaba. Y señala que “el promedio de participaciones de los pilotos que peleaban puestos conmigo era de tres a siete participaciones previas. Mucha experiencia en el terreno”.


Llegó el domingo 19 de junio y el ecuatoriano alcanzó el primer objetivo: clasificar al “main event” y en el puesto 125. La carrera larga en grillas de 50 pilotos cada una desde el fondo de la mina según la clasificación del prólogo. Y es muy conocido que a partir de la segunda fila se presentan muchos atascos por la cantidad de pilotos intentando superar los obstáculos. “Esto es quizás el punto más sensible de la carrera”, reconoce Bustamante, “porque no consigues tener un clear shot a ningún obstáculo”. Dice que es como estar en una guerra constante con motos por todos lados: “peleando y chocando para tratar de conseguir un intento limpio por superar los obstáculos. Cada uno se vuelve considerablemente más complicado por no decir imposible”.


Y en una carrera de este tipo hay algo que no se puede dejar de pensar. Y el quiteño lo reconoce: “En Erzberg sientes peligro, riesgo todo el tiempo. Sientes que es una carrera en donde tu integridad física está en el límite, sea por la dificultad del terreno, el agotamiento, porque te caen piedras o por que otro piloto te choca…”.


El momento llegó. Luego de tres horas de espera en la base de la mina y con un calor casi infernal arrancó la vigésimo sexta edición del Red Bull Erzbergrodeo. “Empecé muy bien, tuve una buena largada en mi parrilla. Luego me encontré con una laguna y por no ahogar la moto me tocó cambiar de huella y perdí muchas posiciones. Salí más o menos en la posición 140 de la mina”, relata.


Bustamanete empezó a construir una carrera de menos a más, dándole con todo en los primeros obstáculos aunque con mucho polvo y calor a tope. Al llegar a una de las primeras secciones conocidas de la carrera, antes de PC1, ya había “una congestión brutal, un despelote salvaje, 60 motos quedadas y otras 60 esperando turno. Cuando hay esa cantidad de pilotos quedados, entre los cuales estaban varios factory, te das cuenta de que están ahí no por que son malos sino porque es imposible”.


Ante la desesperación buscó opciones diferentes “y logré hacer una línea impensable, subí muy bien, pero faltando 30 metros para coronar… ¡Una moto quedada! Con tanto caos abajo, opté por no bajar y volver a subir. Decidí empujar como varón. Estuvo muy duro, a un costo físico salvaje. Logré salir pero me tomó un par de PC recuperar el aliento”. Y cuenta que “en las subidas tienes motos rodando, otras bajando en contravía porque no pudieron subir. Hay polvo y piedras. Eso sumado a la dificultad por la inclinación del terreno… ¡Es una locura!”.


El ritmo de carrera iba llegando, pasando pilotos, dando todo en unas subidas y bajadas brutales… La primera mitad de la carrera fue en un bosque húmedo con raíces, con poco espacio, sin tracción y a 40 grados centígrados. Las secciones se destruyeron con el paso de las primeras motos y la mejor huella siempre estaba tomada. “Uno tenía que improvisar como Rambo e ir saliendo como fuera”. Y cuenta que este año fue la primera vez que toda la carrera era “no help” cuando todas las versiones anteriores tenían ayuda por lo menos hasta el CP 14. “Es increíble como la cero ayuda hace que todo sea tanto más duro. Lo haces bien o no subes, punto”, señala.


“Fui remontando pero los atolladeros mermaron los esfuerzos. Uno pasa a pilotos haciendo huellas impensables, llega al siguiente obstáculo y hay otras 50 motos atoradas y no puede seguir avanzando. Hay que esperar y pelear por turno. ¡Una mierda esto!”, se queja en su relato.


Pero ahí es donde los pilotos sacan a relucir su preparación. “Conforme fue transcurriendo la carrera, mejoré mucho. Me sentí muy fuerte y entero, pude haber llegado mucho más lejos. Me daba cuenta que mis rivales ya no avanzaban, mucha fatiga, calambres y desmayos. Yo me sentía bien y fuerte, tanto así que entre el CP 16 y 17 pasé a muchos por una sección salvaje de piedras”.


Sin embargo, “llegando al PC 18, en una subida de piedras, impensable que se pueda pasar en una moto, escuchamos el sonido de la corneta de tiempo límite. Y así nomás se terminó la prueba. ¡Cuatro horas de darle a tope!”.


Finalmente, Bustamante no dejó de recordar que “para este año de carreras decidí rodearme de gente que me agregue mucho valor. Es la mejor decisión que he tomado y, sin duda, no podría hacer nada sin ellos. Tengo que agradecer infinitamente a las siguientes personas que aportaron sin reparo para que pueda participar en el Erzbergrodeo y otras de las carreras que se vienen: Gonzalo Calisto, Martin Bustamante, Ignacio Chiriboga, Mario Roman, Juan Andrés Luna, Roberto Borja, Fabian y Gaby Acosta, Giovanny Yánez y Jaime Miranda”.






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