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Epic Adventure Book 2021... 1200km y centenares de historias y anécdotas

Tres días de aventura vivieron cerca de 400 pilotos por las rutas del sur del país. Nacionales y extranjeros, hombres y mujeres, jóvenes y viejos… el “Andes” no hizo distinciones de ninguna clase y recibió a todos los aventureros para cumplir dos etapas de navegación con road book y con GPS.

“Solo puedo decir gracias. Fue un fin de semana lleno de bendiciones. La recompensa a todo este esfuerzo, trabajo y dedicación de mi equipo, fue ver cómo cada uno de nuestros pilotos llegaba sintiéndose totalmente vivo y emocionado a esta alfombra roja que con tanto cariño les preparamos…”. Con estas palabras de Cristóbal Morejón, uno de los creadores del “Epic Adventure Book 2021”, junto con Ronald Páez, se cerró el evento más grande del motociclismo ecuatoriano.


Fue una jornada de tres días, del 13 al 15 de agosto, en la que “siento que nos hemos convertido en una ¡gran familia moto adventure! Gracias amigos motociclistas, cada sentimiento de emoción que me reflejan al llegar a la meta, lo siento como mío”. Emocionadas palabras del organizador hacia los 403 pilotos que, según los registros, se inscribieron para participar.


Es que el éxito fue total. Todo salió bien… Desde la mañana del viernes cuando el canadiense Andrew Walcott fue el primer piloto en ingresar al parque cerrado del evento, establecido en las instalaciones exteriores del Coliseo Mayor “Jefferson Pérez” de Cuenca, hasta la noche del domingo cuando, en medio de la lluvia, llegaron los últimos pilotos cumpliendo, en muchos casos, los 1200 kilómetros establecidos para los dos retos: Book y Adventure.


Con un español aún un poco complicado, Walcott señaló que “vivo en Quito hace cuatro años y vino a participar en el Andes porque en los últimos cuatro años siempre vi que se realizaba este evento. Pero no pude entrar por temas de trabajo”.


Cumplidos los requisitos administrativos, que incluyeron una prueba rápida de Covid-19 para todos los participantes, y pasada la revisión mecánica de su moto, señaló que “este año es primer vez que puedo y es porque me gusta la aventura. Estoy aquí para descubrir más partes de este hermoso país. Es tan pequeños pero llenito de cosas buenas y quiero conocer más para compartir Ecuador con el resto del mundo, con mi familia y amigos”.


Es que el “Epic Adventure Book 2021” fue mucho más que “un reto no competitivo”, como sus organizadores se esmeran en recalcar… fue un cúmulo de historias y experiencias de personas que, por su amor a la motocicleta y su pasión por la aventura, atravesaron por diferentes circunstancias para llegar hasta Cuenca y ser parte de esta locura.


¿Por qué un reto no competitivo? Porque, según explica Morejón, no es una competencia entre pilotos ni siquiera contra el tiempo. “Es un reto con uno mismo. La idea es que el piloto supere sus limitaciones, sus habilidades… incluso, de ser el caso, sus temores. Que supere todo lo que se le presenta en el camino para cumplir con el reto de terminar el recorrido”.


Y lo confirmó Gustavo Pérez González, un piloto que publicó en sus redes sociales que este fue “un desafío hacia la voluntad de cada uno de los participantes, una experiencia que, sin duda alguna, quiero repetir”.


Por ello, el “Epic Adventure Book 2021” premia por igual a todos quienes culminan dentro del tiempo establecido por los organizadores. El primero en llegar a la meta tiene exactamente el mismo reconocimiento que el último en hacerlo. Y por eso aquí valen más las historias y aventuras que protagonizan los pilotos que las posiciones en las que llegan. Como la de aquella chica que perdió la cordura en Quito para participar como copiloto de un amigo. Y que la encontramos en el punto de control de Pucará gritando y preguntando emocionada: “estoy loca, estoy loca. ¿No cierto?”


Y lo hacía al contarnos que, a sus 28 años, esta era su primera experiencia en moto. Lamentablemente no registramos su nombre pero sí tenemos su foto y su testimonio: “Salimos el viernes desde Quito y venimos en la moto. Hoy participamos en los 500 km y mañana nos vamos de regreso a Quito en moto”. Alrededor de 1500 km en un fin de semana y siendo su primera vez. Sí, ¡está loca! Pero es una de esas “dementes” felices, como su rostro radiante lo reflejaba, que saben disfrutar la vida.


Del otro lado de la moneda está el conocido motociclista capitalino Ángel “Sata” Gavilánez. El segundo en llegar a la meta luego de cumplir, el sábado, los 500 kilómetros de recorrido del Reto Book. “Fue increíble. Los paisajes por donde pasamos no los había pisado nunca en mi vida”, señaló al calificar su experiencia en “Epic Adventure Book 2021”.


“Estar concentrado en la navegación; concentrado en el tipo de terreno, porque había precipicios, curvas muy cerradas, de subida y bajada; estar concentrado en los paisajes, al punto que por momentos desaceleraba para poder ver lo maravillosa que es la naturaleza… El día estuvo genial. Fue espectacular. Para mí fue lo mejor”.


A veces el piloto busca superarse como tal. Por ello, Gavilánez confesó que “traté de hacer el mejor tiempo posible para probarme como piloto”, reconociendo que en algún momento también aceleró a fondo y que algo le faltó para lograrlo porque “me pasó Pedro Moscoso. Es una máquina este hombre. Realmente trataba de ir a su ritmo y no podía, la moto no me daba más”.


Y aquí entra en juego otro tipo de reto. El de saber reconocer que no siempre se es el mejor… quizá el más complicado de aceptar y superar. Y el “Sata” lo logró al señalar que “así fuera con una moto más liviana, igual me hubiese ganado porque él tiene otro nivel de pilotaje. Me gustó, por lo menos, compartir algunos kilómetros con él mientras le podía seguir el ritmo”. Y sentenció con una frase importante: “Me gusta rodearme de pilotos que sean mejores que yo porque así voy aprendiendo de todo para mejorar mi técnica de manejo”.


En nuestro caso, como periodistas que realizamos la cobertura “in situ”, al menos durante una parte del recorrido, desde “adentro de las entrañas de este monstruo”, fue gratificante encontrarnos, en plena ruta y haciendo una pequeña parada técnica, con pilotos a los que habíamos visto preparando todo el viernes de las verificaciones técnicas.


Entre ellos está Galo Flores, de Quito, a quien la noche anterior lo vimos con algo de problemas para colocar el rollo del recorrido en su porta “road book”. En esta ocasión, antes de la subida a Pucará, paró para llenar su “camelback” con una bebida energizante y agua. “Siempre presente en el Andes”, fue lo primero que nos dijo. “Todos los años hemos venido a participar. Es una pasión muy grande que tenemos”.


Y al consultarle sobre su motivación para participar en este evento no dudó en decir: “la resistencia que nos exige, la adrenalina que nos genera y el compañerismo que encontramos en el camino. Estamos muy felices y con ganas de seguir adelante”, dijo mientras se colocaba su casco y retomaba el camino.


Pero el “Epic Adventure Book 2021” también demostró los límites de esas características que atraen a los participantes. Y lo hizo cuando en el puesto de control de Pucará, un cantón de la provincia de Azuay que está a 3083 metros sobre el nivel del mar, conocido como la "sucursal del cielo", por la diversidad de sus atractivos turísticos y la altura a la que se encuentra, Heinz Webster, el último participante en sellar su pasaporte confesó: “venimos muy atrasados porque en el grupo que rodábamos se bajaron algunas llantas. Paramos todos, ayudamos todo lo que pudimos pero vimos que nos estábamos quedando muy tarde y nos tocó seguir adelante. Ojalá hayan podido solucionar los problemas”.


Y esa decisión fue justa para sus intereses porque, al momento de llegar a Pucará, el puesto de control estaba siendo levantado. Unos minutos más tarde hubieran sido “fatales” para sus intereses porque se quedaba sin el sello y perdía la opción de completar el reto quedándose sin la medalla de “finisher” que sí alcanzó.


Pero el “Epic Adventure Book 2021” es, para algunas personas, mucho más que un evento motociclístico. “Su llegada a nuestro cantón significa que se mueve Pucará, que estamos reviviendo luego de una pandemia que nos ha aislado. Y sobre todo significa alegría para nuestra gente, para los niños, los abuelitos, la juventud. Estamos seguros que esto va a incentivar el turismo porque mucha gente hoy ha recorrido esta ruta, la Minas, Tablón, Pucará, San Rafael hacia Tendales; y, estamos seguros que volverán en algún momento”.


Estas palabras de Luis Yánez, alcalde del cantón Pucará, desnudan la realidad de muchas zonas del Ecuador rural, de aquellas que aprovechan la llegada de estos especiales visitantes para hacer una verdadera fiesta con música, dulces y comida propia del sector. De aquellas que salen de su rutina diaria para celebrar el paso de la caravana del “Epic Adventure Book 2021”.


Y así como a estas personas les brindó la posibilidad de vivir un día diferente, a otras también les dio la posibilidad de cumplir un sueño. Es el caso de dos motociclistas capitalinos que no alcanzaron a inscribirse a tiempo y se quedaron sin un cupo dentro de los participantes. Pero a quienes el destino les dio una oportunidad.


“Ya nos resignamos a perdernos el evento pero a última hora nos avisaron que quedaron libres dos cupos. Los aceptamos sin pensarlo y viajamos inmediatamente a Cuenca”, recuerda Lothar Ranft, quien en su juventud representó a Ecuador en importantes competencias automovilísticas en pistas europeas. Junto a Ricardo Chiriboga, uno de esos motociclistas de toda la vida, tomaron sus motos y salieron rumbo al “Epic Adventure Book 2021”... tanto así que, minutos antes de llegar a la revisión técnica, tuvieron que pasar por una de las tiendas de motos de la ciudad para que el primero de ellos pudiera comprar un casco que le sirviera para participar.


Y así, como los 1200 kilómetros que implican el reto “Top Gun” de esta prueba, en el que participaron los pilotos tanto el sábado como el domingo, el “Epic Adventure Book 2021” estuvo lleno de historias, anécdotas y aventuras. Vivencias que quedarán por siempre en la mente de los participantes así como la frase que dijo Marco Martínez, gerente general de Kawasaki Ecuador y participante de esta aventura: “Si todas las personas pudieran tener una moto tendríamos un mundo mejor. Es que la moto relaja y brinda felicidad”.







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