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INTI M.C. Libertad, solidaridad y familia

Actualizado: 29 abr 2021


La hermandad de estos motociclistas va mucho más allá de su afición por sus máquinas… Este es un motoclub que se basa en tres pilares fundamentales: libertad, solidaridad y familia. Aunque la pandemia ha frenado su actividad, ellos esperan volver a la normalidad para seguir “devorando” kilómetros de carreteras.


“Libertad, solidaridad y familia... son nuestros pilares principales”. Y fue justamente el segundo de estos enunciados el que motivó la creación de este reconocido grupo de motociclistas capitalino. INTIS M.C. es un motoclub que se creó por una “casualidad”, reconoce Esteban Verdesoto, su actual presidente.


“... solidaridad…” Por ello, a finales del 2011 un grupo de amigos empezó a rodar. “Salíamos con el grupo de una marca, con un dealer muy reconocido”, pero ante la diversidad de motociclistas de este grupo, les dijeron que “la rodada era solamente para una marca en particular”.


Esto, por supuesto, no les sentó nada bien. El “descole” para quienes no tenían motocicletas de esa marca “nos llenó de indignación, decidimos rodar aparte y nos organizamos para hacer un club multimarca”, cuenta Verdesoto.


En ese entonces fueron 11 motociclistas los que dieron vida al ahora INTIS M.C. y de ellos “siete u ocho siguen con nosotros”. Verdesoto recuerda los nombres de Javier Vásconez, Roberto Sempértegui, Julio Miño, Hugo Ferro, que ya no es parte del club; y, Walter Miño que “lamentablemente perdió la vida en un accidente”.


“Nos fuimos a desayunar en Lloa y dijimos: hagamos un club. Vamos a ver como funciona esto… Y ya vamos para los 10 años”. Ahora son 25 miembros y tres prospectos los que forman la familia de los INTIS M.C.


Verdesoto señala que la actividad del club “es muy relajada. No somos muy estrictos como en otros clubes que tienen una disciplina casi militar. Nuestra prioridad es valorar la parte humana más que la institucionalidad del grupo”. Y su directiva, compuesta por él como presidente; Javier Ramos, como vicepresidente; Renato Salazar, secretario canciller; Julio Miño, capitán de ruta; Roberto Sempértegui, tesorero; y, Javier Vásconez, sargento de armas; trabajo con ese objetivo prioritario.


“Nuestro objetivo siempre fue compartir buenos momentos y rodar. Y se fue convirtiendo en una hermandad mucho más allá que solo un motoclub… Somos una hermandad”, ratifica Verdesoto. Y recuerda que antes de la pandemia “los eventos familiares eran muy importantes para nosotros. Así es como nos conocimos todos y entendimos que nuestra pasión era de todos por igual”.


Organizado el INTIS M.C. como un verdadero motoclub dieron un paso más adelante, rentaron una casa, en el sector de Cocotog, en la zona de Llano Chico, para establecer si Club House. “Es un lugar estratégico donde llegamos todos, en una zona un tanto abandonada así que podemos hacer bulla sin problema”, bromea.


Como a todo el mundo, las restricciones sanitarias ocasionadas por la pandemia del Covid-19 frenó a raya toda su actividad… más aún cuando su hermandad sufrió una pérdida importante por esta causa. “Tuvimos que parar las reuniones, incluso las rodadas también las hemos parado hasta que pase esta complicada situación”, reconoce con nostalgia el presidente del club.


Antes, las reuniones se daban sagradamente los jueves en su Club House. “Tocábamos temas del club, era un rato de camaradería y los fines de semana las rodadas eran imperdibles, ya sean cortas o largas. Pero la pandemia nos frenó, porque además no somos ningunos jóvenes, todos tenemos nuestros añitos (se ríe profusamente)”.


Todos los fines de semana se programaban rodadas cortas “a Machachi, Cayambe.. dependiendo del tiempo. Siempre consideramos que la familia también es muy importante, entonces buscábamos adaptar nuestra actividad al tiempo y disponibilidad de todos para estar la mayor cantidad de gente”.


Los viajes a las reuniones y concentraciones organizadas por otros clubes del país también eran infaltables. Guayaquil, Manabí, Cuenca… eran destinos infaltables. Y como siempre, el objetivo de confraternizar y colaborar para que la cultura motociclística crezca en el país era fundamental.


El año pasado, 10 días antes que la pandemia complique la vida normal del país, los INTIS M.C. organizaron un gran evento biker que coincidió con el día del motociclismo. Fue una fiesta con cerca de 400 personas y estaba pensada para ser su gran evento anual, pero también quedó archivada



Esteban Verdesoto, en su calidad de presidente del INTIS M.C. y de chef de profesión, recuerda con orgullo un evento organizado por ellos y que se ganó un espacio importante entre las actividades de los motociclistas de la capital… “El INTI Grill Day, donde invitamos a motociclistas y clubes amigos y hacíamos un concurso de asados, hamburguesas… Cada club preparaba su mejor hamburguesa. Era súper chévere, porque todos los clubes cocinaban, se divertían, tomábamos cervezas, llevábamos jueces y se llevaban premios y un trofeo”.


Pero, con pesar señala que “veo difícil que para junio podamos celebrar nuestros 10 años con un evento así. Pero el objetivo es, si Dios lo permite, volver a retomar la normalidad en todas nuestra actividades”.


Veinticinco miembros y tres prospectos. Esos son los integrantes del INTIS M.C. y su presidente cuenta que para ser parte de esta hermandad motociclística “no existe un tiempo establecido, depende de cuánto trabajo hago por el club. Luego simplemente debe haber demostrado su compromiso y, sobre todo, haberse acoplado bien a toda la gente del club”.


Los INTIS M.C. también posan su mirada solidaria en sectores fuera de su estructura de club. “Desde hace algún tiempo hemos apoyado a la gente del barrio donde está nuestra sede. Hemos colaborado en los agasajos de Navidad, por ejemplo. Igualmente, hay un grupo de niñas en un orfanato del Valle de los Chillos a las que solemos ayudar”.

¿Y las motos? La mayoría son tipo custom. “En un inicio pensábamos que un requisito debía ser que sean custom, cruiser o chopper… Pero nos dimos cuenta que había gente muy valiosa que se unió a nosotros y no quería cambiar su moto y perder gente buena por un tema así es absurdo. Lo mismo pasó con la cilindrada, pensábamos tener como requisito mínimo de 500 cc… Pero si hay un hermano con una moto más pequeña igual es parte de nuestro club. No le vamos a decir: cambias la moto o chao”.

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