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“Mi meta era Top 10… Tendré que volver por más”

Reconocida como la carrera de Hard Enduro más difícil del mundo, el Red Bull Romaniacs exige a los pilotos que participan en ella una conducción impresionante tanto en un entorno urbano como en la naturaleza montañosa de Rumania. Y fue justamente eso lo que demostró Juan Felipe Bustamante, la semana pasada, durante una excelente participación en la décimo novena edición de esta prueba, que terminó con el puesto 17 entre 106 pilotos que inscribieron sus nombres en la categoría Silver.

“Agradecido con Dios y con la vida por esta increíble oportunidad. Días muy esforzados dándole con todo en los Cárpatos Rumanos, luchando contra unos mega pilotos y terreno muy adverso”. Estas fueron las palabras que el capitalino compartió en sus redes sociales apenas terminada su participación en la cuarta válida del Campeonato Mundial de Hard Enduro… certamen que se inauguró en el 2018 con el nombre de Enduro Super Series (WESS).


El primer día comienza con un prólogo extravagante de obstáculos de madera en el centro de Sibiu, una ciudad de Transilvania, en la región central de Rumanía, famosa por la arquitectura germánica de su casco antiguo, legado de los colonizadores sajones del siglo XII. Luego, cuatro días esperan a los más de 450 competidores de más de 35 países diferentes, donde el paisaje de las montañas de los Cárpatos ofrece algunos de los terrenos de enduro más puristas e impresionantes para todos los niveles de habilidad.


Motociclismo.ec conversó con Bustamante. Lo “encontró” subido en un avión de regreso a Ecuador y a más de 10.000 metros de altura compartió sus primeras impresiones sobre lo vivido en el Romaniacs… “El nivel de pilotos y de pista está en el cielo”, paradójica frase con la que abrió el diálogo y señaló que “mi meta era el Top 10 pero me quedé corto”.

Y pese a tal nivel de autoexigencia el puesto 17 de un piloto amateur en una categoría plagada de profesionales y en la que ganó el “mismísimo” Chris Birch, un neozelandés catalogado como uno de los mejores exponentes de esta complicada modalidad, es un verdadero triunfo. Para completar la lista de figuras con las que el ecuatoriano se batió en franca lid hay que mencionar al francés Fabien Poirot, al australiano Adam Gilles; y, a los británicos Richard Moorhouse y Josef Westgarth, que completaron los cinco primeros puestos de la clasificación.


“El Top 20 de la categoría son pilotos cien por ciento profesionales. Viven de esto”, fue su siguiente aseveración. Y explicó que “lo que pasa es que la categoría Gold, la principal en estas competencias, se está convirtiendo en Factory Pro por lo que muchos pilotos se están bajando a Silver”. Prueba de ello es que apenas 22 participantes aparecen en la clasificación final de la serie más fuerte y competitiva.


Un dato importante que destaca el ecuatoriano es que “el piloto que queda inmediatamente delante mío, el rumano ​​Emanuel Gyenes, es múltiple campeón de la categoría Silver y es el único que ha corrido todas las ediciones del Romaniacs”.


Pese a que todo el tiempo se mostró dispuesto a conversar con nosotros sin importarle que se encontraba en el avión y que nos dijera “mucho mejor… ya estoy aburrido de estar 10 horas sentado”, preferimos esperar unas horas para que nos relatara, en detalle, su participación en el Romaniacs.


Su testimonio empezó contando que “el prólogo del Romaniacs consiste en un hot lap, sin previa práctica de la pista. Los 35 más rápidos clasifican a un main event de 15 minutos y si no cursas la pista del prólogo, largas último y tienes una penalidad de 15 minutos”. Bustamante clasificó en el puesto 27 haciendo un hot lap muy limpia, pasando todos los obstáculos, pero con un ritmo conservador ya que “la pista es siempre muy elaborada y compleja, con muchos peligros por lo es muy fácil lastimarse y arruinar toda la carrera”.

El orden de largada del prólogo, cuenta, también es de acuerdo a la posición del hot lap. Se forman grillas de cinco pilotos hasta completar 35 motos y Bustamante largó en la sexta parrilla “lo que ya te dificulta mucho competir contra los que salen adelante”. Y finaliza diciendo que “el main event del prólogo estuvo salvajemente intenso, un caos, y logré la posición 29”.


De ahí en adelante… “días de montaña”. Fueron cuatro días muy largos y duros, aproximadamente 140 km de hard enduro diarios. “Son de 5 a 9 horas diarias de gas. Las jornadas empiezan a las 03:00 y a las 04:00 hay que buscar los GPS para el día y luego manejar al off road start del día de carrera”. El inicio de la ruta de cada día está a unos 25 a 45 kilómetros y es responsabilidad de cada piloto la forma de llegar allá.


Primer día. “Los nervios de punta por la expectativa y por el reto. Finalmente llegó la hora. Fue un inicio muy rápido y con una navegación compleja”, cuenta. De entrada hubo problemas porque “empezamos con bajadas muy largas, con muchas secciones en las que había que bajarse y arrastrarse con la moto. Hasta el service point esa fue la tónica”.

Señala que “después del service point tuvimos un tramo alucinante con mucho gas y un manejo fluido. Al final del día nos tenían preparada una sorpresa con un loop de unos 15 km muy técnico y duro. Con público. Alucinante. Terminamos en una represa a lo James Bond”. Y al término de la jornada el capitalino paró el cronómetro en 4 horas, 47 minutos y 10 segundos… un registro más alto en 32 minutos al de Poirot que fue el ganador del día.


El segundo día también fue largo. Fue una jornada de transición con 150 kilómetros. Carrera desde Sibiu hasta Ranca, la ciudad más alta de Rumania con condiciones duras y agrestes, típicas de los Cárpatos Alpinos como lluvia durante toda la mañana


“Bosques muy húmedos con una infinidad de troncos caídos y muy resbalosos. Ríos de piedras con elevación. ¡Terreno muy duro! Terminamos en un páramo lindísimo con un final de película tipo Lord of the Rings”, señala. “Pese a que manejé muy bien este día, tuve un problema mecánico, se atrancó una rama entre la catalina y el guia cadena. No podía destrabar la llanta y hacer que rodara. Estimo haber perdido aproximadamente unos 25 minutos”.


Y eso se reflejó claramente en su tiempo en comparación con el primer piloto de la categoría. Cris Birch estableció 5 horas, 45 minutos y 40 segundos mientras que el capitalino se demoró 59 minutos y 29 segundos más que el neozelandés.


El regreso desde Ranca hasta Sibiu fue en el tercer día de competencia. Otra jornada muy larga, con inicio en el páramo alpino, mucha navegación y una mañana con mucho frío. “Tuvimos que empujar entre camellones y cangilones de páramo con mucha piedra y raíces. Ese día hubo una sección muy larga en un filo de montaña con decenas de troncos muy grandes y técnicos”, dijo.

Confesó que “en la mitad de ellos pensé que no hubiese sido capaz de pasarlos. Este día tuve el gusto de poder compartir toda la mañana con Chucho Zavala, de México, con quien nos encontramos en la pista. Logré ir construyendo el día y terminé muy fuerte, llegando en el puesto 16”, luego de recorrer sobre su moto durante 5 horas, 29 minutos y 19 segundos.


Con salida en Sibiu, un recorrido por sus alrededores y llegada en la misma ciudad transcurrió el cuarto y último día del Romaniacs. Fue el más intenso y técnico de todos en el que “sacamos una maestría en ríos de piedra de subida y bajada. Fueron 20 km de este tipo de trazado”.


Bustamante reconoce que “definitivamente este terreno no era mi fortaleza contra los pilotos europeos que fluyen en estas condiciones. Creo que aprendí a hacerlo porque inclusive gané posiciones en los ríos. ¡Hasta yo me sorprendí! Nos exprimieron desde el primer minuto en la mañana y terminamos con la famosa subida al cerro de Gusterita. Este día si que apreté de inicio a fin, dejando todo en la cancha”.


En su análisis de la carrera, Juan Felipe Bustamante reconoce que el Romaniacs es una prueba muy completa que “te prueba como piloto y como persona. Saca lo mejor de ti y te hace buscar muy dentro de lo que estás hecho”. Destaca también que “la diversidad de terrenos y parajes es alucinante, de seco árido a bosques húmedos de páramo”.


Y no tiene empacho en señalar que los organizadores del Romaniacs “han llevado a un nivel de profesionalidad la construcción de la ruta, esto es sin duda lo mejor. Distinguen con precisión una pista técnica, con una intensa, con una dura, larga o física”.


El capitalino cierra su testimonio señalando que “finalmente puedo decir que me divertí mucho y fui a competir y en busca de una posición. Mi meta era hacer Top 10 y me quedé un poco corto. El nivel de pilotos sigue subiendo y cada vez son más profesionales y experimentados con una adaptación inmensa al terreno”. Y sentencia: “¡Tendré que volver por más!”.






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