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"Nadie se queda en la ruta" Renegados Cuenca, un club solidario

La historia de esta agrupación de motociclistas comenzó como la de muchos otros clubes… con un grupo de amigos que decidieron unirse con el objetivo de disfrutar de sus motos y rodar la mayor cantidad de kilómetros posible. Sin embargo, la suya también empezó con su separación de otro grupo al que estaban vinculados antes.


“Por algunas políticas que no compartíamos es que decidimos separarnos y armar un nuevo club al que le une la pasión por salir a rutear”, señala Gustavo Pinos, presidente de esta agrupación conformada por 19 miembros activos. Y cuenta que todo empezó con un grupo de WhatsApp al que se agregó, poco a poco, a las personas que ahora forman los Renegados Cuenca.


Al principio, como es lógico, “puse en el grupo a mis amigos pero luego agregamos a personas que íbamos conociendo y con las que sentíamos que había afinidad”. Y confiesa, entre risas, que la primera opción para el nombre del nuevo club era Los Rezagados “porque nos alejamos del anterior grupo con el que salíamos”.

Sin embargo, después de poco tiempo lo analizaron bien y el nombre cambió a Renegados Cuenca. Fue en el 2020, el año de la pandemia mundial ocasionada por el Covid-19, y luego de varios de rutear juntos por los caminos del sur del país.


Ahora, cuando se acercan a los dos años de vida oficial, están organizados con una directiva encabezada por Gustavo Pinos como presidente. A él se unieron Paúl Jiménez, que es el vicepresidente; Jorge Loja, el sargento de armas; y, Santiago Guamán, como tesorero.


Y dentro de la estructura de Renegados Cuenca es importante señalar que ellos no se fijan “ni en la cilindrada ni en la marca de las motos”. Solo toman en cuenta las ganas de salir a rutear. Pinos señala que “esto más que nada empezó por la pasión a las motos y las rutas. Nosotros hemos viajado ya bastante, las motos van sumando kilómetros. Cada salida es una experiencia nueva”. Sin embargo, su idea no es sumar a mucha más gente “porque se vuelve un poco complicado el tema logístico cuando son muchas personas en un club”.


Pese a ello, la posibilidad de que alguien más se sume al club está abierta. Solo tienen que unirse a sus rodadas, demostrar un compromiso constante y alcanzar una buena afinidad con los miembros del club. Lo primero es participar en las rodadas de todos los “jueves de motos” en Cuenca e integrarse a las salidas cortas (cada 15 días) y largas (una al mes) que también organizan los fines de semana. Estas últimas implican todo un fin de semana de viaje y diversión… “se sale viernes o sábado en la madrugada y regresamos el domingo”, explica Pinos.


Aunque la pandemia sí ha complicado su actividad, Rezagados Cuenca ya tiene varios meses cumpliendo sus salidas y rodadas. En un punto interesante y hasta “sui generis”, señala que “por lo general los cumpleañeros del mes escogen la ruta larga a dónde quieren ir. Hemos viajado a la playa, hicimos la Ruta del Sol. En el Oriente conocemos Macas, Sucúa, entre otras poblaciones. En nuestro aniversario nos fuimos a Vilcabamba y hemos estado por toda Loja. Hemos ido hasta Machala y La Troncal”. Y enfatiza que “si ruteamos más o menos”.


Los viajes largos, los de una vez al mes, los Renegados Cuenca también los toman como una excelente oportunidad para ayudar con la reactivación económica de pueblos y ciudades pequeñas del país. “Inculcamos a los muchachos que vayamos a conocer lugares o pueblos nuevos. Comer, visitar y apoyar a la reactivación de los lugares”, es el objetivo.


Cuando uno de sus “prospectos” (no en el estricto sentido de las organizaciones de los Moto Clubes o MC) ha superado los dos o tres meses de permanencia constante en sus rodadas, “le agregamos al chat. Y, obviamente, tiene que comprarse una casaca que es nuestra con las protecciones necesarias. Pero como estamos con 19 personas, máximo aceptaremos a unas dos más”.


“Nuestra parada es la gasolinera de la Solano, todos los jueves a las 19:30. Nos reunimos. Hacemos una ruta corta. A veces, si hay eventos y nos invitan, vamos a esos eventos. Si no los hay nos vamos a comer algo después de hacer una ruta y ahí planificamos las salidas de los fines de semana”, explica.


En cuanto a posibles restricciones a las motos de sus miembros, Pinos dice tajante que “ninguna”. Y relata que cuando “empecé lo hice en una Yamaha Crux de 110 cc. Después tuve una Himalayan y hoy una Ducati. En el club tenemos una Vstrom 650, motos de mediana cilindrada como las Dominar o Himalayan, que son de 400 cc, también hay varias Daytona 200”.


En las filas de los Renegados Cuenca no se ve la marca ni el cilindraje de las motos. “La gente mismo va cambiando porque ya ven que es necesario tener una moto más grande y potente para superar bien algunas rutas. Muchos dicen: nos falta motor”, reconoce Pinos entre bromeando y diciendo las cosas con seriedad.


Cansados de las típicas estructuras piramidales de muchos clubes motociclistas que existen en el país, la idea de este club es trabajar y moverse de acuerdo a un sistema circular en el que “nadie es más que nadie”. Y dice que “no por ser el presidente mi palabra tiene más peso que la de alguien que recién está iniciando. Al contrario, nosotros damos mucho espacio a las opiniones nuevas porque creemos que aprendemos en el transcurso de cada día.



Pese al poco tiempo de su formación oficial como club, sus “símbolos” ya son muy conocidos en Cuenca. Su logotipo, con la cadena que “envuelve” al piloto, y sus casacas se reconocen rápidamente en el medio motociclístico y esto se debe también, en gran medida, a que “nos llevamos con todos. No tenemos polémicas con nadie. El respeto siempre lo llevamos por delante. Un biker de corazón se ve en su compañerismo y amistad”.


En sus recorridos por las rutas tienen todo muy bien establecido. ¿Quién abre y quién cierra la ruta? Eso se establece con tiempo y planificación. Su Capitán de Ruta es el más experimentado, pero si en algún camino hay alguien que lo conoce mejor, es el encargado de guiar al grupo. Y la persona que va cerrando también es experimentada y sabe controlar cualquier situación anómala que ocurra en el camino.

En el tema mecánico tienen como norma mantener siempre las motos listas con sus chequeos y revisiones. Así evitan daños en sus rodadas… pero como los fierros nunca avisan cuando van a fallar, tienen planes de contingencia dependiendo de la magnitud del daño que pueda ocurrir.


Lo que sí enfatiza Gustavo Pinos es que “nadie se queda en la ruta. Si salimos 10, los 10 llegamos al destino o los 10 regresamos si pasa algo”. Y destaca en su grupo la presencia de una mujer: Doménica Román. “El aceptar a mujeres en nuestro club fue una de las razones por las que nos salimos del otro grupo”.

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