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Nataly Zuñiga Barba: Motociclista contra viento y marea

Pese a la oposición de sus padres, esta cuencana empezó en el motocross a los 29 años. Ganó la batalla cuando su padre le dijo: “no se puede negar la sangre”. Y decidió apoyarla pese al temor que le produce verla correr.


A los 29 años compró su primera moto. A los 32 alcanzó los títulos de campeona azuaya y nacional de motocross en la categoría femenina. Y ahora, tras una operación por los problemas crónicos de meniscos que acarreaba desde que practicaba tenis y taekwondo, quiere volver a los escalones más altos del motociclismo.


Es Nataly Zúñiga Barba, hija, sobrina y hermana de cuencanos apasionados por las motos y pese a que en su infancia y juventud nunca recibió el apoyo de su familia para que practicara motocross, ahora, a sus 34 años, busca llegar a su mejor nivel competitivo para alcanzar un objetivo claro: “volver a ser campeona en el deporte que me apasiona”.


Esta cuencana, visitadora médica de profesión, acaba de participar en la primera fecha del Campeonato Nacional de Motocross, realizada en la Pista Coyote MX de Salcedo, el fin de semana del 27 y 28 de marzo. “Fui con un solo objetivo, hacer puntos, porque estoy aún recuperándome de la operación en mi rodilla”, señala.


Pese a que por recomendación médica debía esperar entre 6 y 8 meses para volver a las pistas, luego de operarse en diciembre del año pasado, estuvo en la grilla de partida de una serie que unificó en la misma manga a 14 deportistas de las series WMX A y B. Y alcanzó un inesperado cuarto lugar ya que sólo “esperaba terminar la carrera sin dañar mi rodilla y volver a casa para en mayo, en la segunda carrera del campeonato, estar en condiciones de pelear por los primeros lugares”.


¿Cómo llegó Nataly Zúñiga tan tarde a un deporte como el motocross? la respuesta puede resultar más compleja de lo normal. Y cuenta que “desde los siete u ocho años me gustaban las motos porque tenía un tío que nos paseaba constantemente y mientras mis hermanas gritaban que les bajé de la moto yo gritaba que acelere”.


Sin embargo, sus papás, que siempre le apoyaron en los otros deportes, nunca estuvieron de acuerdo con que practicara el motociclismo. Le dijeron “No. Es muy peligroso”. Pero cuando cumplió 29 años y siendo profesional se dijo: “¡Quiero una moto!”. Y se compró su primera moto… “antigüita que casi ni se prendía”.


¿Qué te llevó a tomar la decisión de comprar la moto y dedicarte al motocross?

Haberme realizado como profesional y tener una economía estable. Mis papás me lo negaron… tenían sus razones porque se preocupaban.


¿Crees que había alguna otra razón para no permitirte dedicarte a las motos?

Alguna vez él me explicó y me dijo que no era por machismo. Me dijo: “usted es mujercita y me da más temor que le pase algo a usted que si le pasara a su hermano”.


¿Les costó aceptar tu decisión?

Cuando me compré la primera moto le dije a mi papá que me fuera a ver a la pista. Pero él se negaba. Me pidió que vendiera “esa cosa” porque tenía muchos nervios de verme en ella. A pesar de todo, ahora él es quién me acompaña a las carreras. Ya me ha visto caerme y le ha tocado llevarme a emergencias.


¿Entonces ya cuentas con su apoyo?

Sí. Mi papá dice que “no se puede negar la sangre”, porque que una mujer soltera empiece a hacer motocross a los 29 años no es algo común. Pero en las carreras él no me dice “entra y gana”, cómo hacen otros papás. Cuando estoy corriendo lo único que me dice es “respira y cabeza”. Nunca me dice que acelere.

Cuando regresamos de las carreras le pregunto si me había tomado una foto y me dice: “cómo voy a hacer eso sí estaba nervioso”.


Estar soltera te da más libertad para dedicarte a este deporte… ¿Qué pasaría si encuentras una pareja a la que no le guste o no acepte que corras?

Yo tengo 34 años. Ya no soy una niña que se enamora y se ilusiona con una cara bonita. Creo que si en algún momento llegara a enamorarme y casarme sería con alguien que sea mi mejor amigo. Obviamente no tendría que amar las motos como lo hago yo, pero sí tendría que respetar y compartir mis gustos.


¿Qué esperarías de una pareja?

No podría exigirle que tenga mis mismos gustos pero si quisiera que hiciera lo mismo que hace mi papá que por su amor de padre está ahí conmigo, aunque esté nervioso, aunque le toque viajar. Ahora comparte conmigo esos momentos.


¿Y si te tocara escoger?

Las motos. Porque creo que primero debo ser feliz para ser feliz con alguien más. Si me quitas algo que me hace feliz yo no voy a poder dar algo que no tengo a esa persona.


¿Es más difícil para una mujer dedicarse a este deporte?

No. En mi caso la dificultad viene por mi trabajo. Entre semana me es imposible entrenar porque tengo un trabajo que no tiene horarios. Mi rutina para las motos es exclusivamente de domingos y feriados. Muchos feriados me he perdido de ir a la playa con la familia o de viajar por quedarme entrenando.

Quiero entrenar. No quiero ser la tercera o la cuarta en una carrera, quiero ser la primera.

Entre semana solo hago un poco de cardio y brazos. En la pista entreno con Chris Turner, un californiano ya jubilado que reside en Cuenca.


En los entrenamientos o en la carreras, ¿alguna vez sentiste algo de discriminación por ser mujer? ¿Y más aún empezando en este deporte a los 29 años?

No. Jamás. Yo no sabía ni siquiera bajar la moto de la camioneta y tenía que pedir que me ayudaran. Los hombres siempre fueron muy abiertos conmigo y siempre me hicieron sentir su aceptación cuando iba a las pistas. Claro que también tuve ayuda también de otras chicas como Dani Alemán y Jackelin Sinchi.

Ahora he aprendido mucho. Inclusive, a veces me toca ayudar a bajar la moto a hombres que aún no pueden hacerlo.


En alguna ocasión competiste contra hombres… ¿les genera esto algún malestar?

No, pese a que he corrido con los hombres en algunas ocasiones. Además es chévere porque todos a los que logro ganar van a ser buleados por lo menos un mes. Tengo un amigo con el que entrenamos y le gané una vez… Vendió su moto diciendo que fue por la moto (risas).

Una vez, sin embargo, en una carrera en Yunguilla, me caí en una parte arenosa y desde el público me gritaron “ándate a la cocina”. Pero fue alguien del público. Por parte de los pilotos nunca.


¿Cómo ves el apoyo que reciben las mujeres para participar en este deporte?

Existe apoyo pero no como debería. Actualmente Suzuki con Dani Alemán, Kawasaki con Yesenia Cuesta y Honda conmigo, brindan apoyo a las mujeres. Otras marcas no lo han hecho de la manera en que estas marcas nos apoyan a nosotras. Aunque a mi KTM, con Wilson Malo, me apoyo de gran manera años atrás.


¿Cómo se dio tu incorporación al MX Honda Team?

Cuando hubo el Honda Sunset en el 2017 competí contra los hombres y gané un viaje para ir al supercross de Daytona. Ahí conocí a Carlos Morejón porque viajó con nosotros. Él me llamó y me convenció. Yo esperaba descansar unos cinco meses pero ya siendo parte del equipo tengo la obligación de correr y representar a la marca. El apoyo es súper bueno, me ayudan económicamente para no invertir tanto como lo hacía antes.

Me siento afortunada porque me tomaron en cuenta pese a que hay muchos pilotos con más trayectoria.


¿Ser mujer te ha ayudado para conseguir auspicios?

Yo creo que sí. Ser mujer y, principalmente, entrarle a todo. Don Wilson, en KTM, me decía que hay Hare Scramble. Vamos decía yo. En el 2019 hubo en el estadio una mezcla de supercross y enduro… y ahí estuve. He corrido los “Gualifornia” siendo la única mujer entre decenas de hombres… No te imaginas, me quedé nadando en el río. Logré dar una vuelta y me quise retirar, pero me dijeron: “Sigue, no se acaba”.

Cuando una marca me apoya yo trato de representarles en todas las carreras o eventos que hayan y así retribuir su apoyo.


¿Hasta cuándo piensas seguir en este deporte?

No sé hasta cuando, pero si quiero seguir lo que más pueda. Además, quiero seguir inmiscuida porque con el team nacional de mujeres ya que estoy a la cabeza de este grupo. Para mi es muy importante seguir creando conciencia de que las mujeres también pueden y que el motocross no es un deporte exclusivo de varones.

Queremos también crear conciencia entre los papás, porque si corre el hijo varón, la niña también puede correr. Cada vez hay más niñas muy pequeñas.


¿A quién, que te haya apoyado en este deporte, recuerdas más?

A la persona que siempre me apoyó. La que aprendió todo conmigo y es pana y amiga de todos los pilotos en Cuenca: es mi abuelita Carmela Sarmiento. Al principio me apoyaba nerviosa y llorando, después me decía: “Y usted por qué no se pasa ese salto. ¡Salte carajo! Ella dice que si fuera 20 años más joven también cogería moto.

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